No todos los días una idea
de la ciencia ficción se torna más cercana a la realidad tecnológica. Pero eso
es lo que parece estar sucediendo con los agujeros de gusano. Entrar en uno de
estos túneles que atraviesan el espacio-tiempo, y unos pocos pasos más adelante
poder surgir cerca de Plutón, o incluso en la galaxia de Andrómeda, a millones
de años luz de distancia.
Un equipo de físicos de
Alemania y Grecia, han demostrado que sería posible construir agujeros de
gusano sin ningún aporte de energía negativa. "Ni siquiera necesitamos
materia normal con energía positiva", afirma Burkhard Kleihaus, de la
Universidad de Oldenburg, en Alemania. "Los agujeros de gusano pueden ser
mantenidos abiertos, sin nada."
Los resultados
plantean la posibilidad de lograr obtener un agujero de gusano en el
espacio. Los agujeros de gusano surgieron por primera vez con la teoría general
de la relatividad de Einstein, la cual demostraba que la gravedad no es otra
cosa que la deformación oculta del espacio-tiempo por la energía, normalmente
por la masa-energía de las estrellas y galaxias. Poco después de que publicara
Einstein sus ecuaciones en 1916, el físico austriaco Ludwig Flamm, descubrió
que también predijo unos conductos a través del espacio y el tiempo.
Pero fue el propio
Einstein quien hizo investigaciones detalladas de los agujeros de gusano, con
Nathan Rosen. En 1935, se elaboraron un experimento que constaba de dos
agujeros negros, conectados por un túnel a través del espacio-tiempo. Viajar a
través de su agujero de gusano sólo era posible si los agujeros negros de los
extremos eran de un tipo especial. Un agujero negro convencional, tiene un
potente campo gravitatorio que succiona el material de forma que ya nunca puede
escapar una vez que ha cruzado lo que se llama el horizonte de sucesos. Los
agujeros negros en el extremo de un agujero de gusano de Einstein-Rosen quedarían
libres de ese punto de no retorno.
Los agujeros de gusano
de Einstein y Rosen parecían una mera curiosidad por otra razón: su destino era
inconcebible. La única conexión que ofrecían desde nuestro universo era una
región del espacio en un universo paralelo, quizá con sus propias estrellas,
galaxias y planetas. Mientras que los teóricos de hoy en día se sienten cómodos
con la idea de que nuestro universo sea uno entre muchos, en los días de
Einstein y Rosen la idea del multiverso era impensable.
Por suerte, resultó que la
relatividad general permite la existencia de otro tipo de agujero de gusano. En
1955, el físico estadounidense John Wheeler, demostró que era posible conectar
dos regiones del espacio en nuestro universo.
El mundo más allá de Einstein.
Un indicio de lo que
una teoría más profunda sería capaz de ver se produjo en 1921. Theodor Kaluza y
Oskar Klein, se inspiraron en la misma teoría de Einstein, para demostrar que
la gravedad es la curvatura de cuatro dimensiones, producida al fusionar las
tres dimensiones del espacio con el tiempo. Querían demostrar que tanto la
gravedad como la fuerza electromagnética podían ser explicadas a través de la
curvatura de un espacio-tiempo de cinco dimensiones. Más recientemente, los
teóricos de cuerdas afirman que las cuatro fuerzas fundamentales podrían ser
explicadas por la distorsión de 10 dimensiones espacio-temporales.
Autor: Daniel Rodríguez Chegui
Autor: Daniel Rodríguez Chegui
Referencia
NewScientist.com, 12 de
marzo 2012, por Marcus Chown
Hola Ceci, muy buen trabajo.
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